viernes, 21 de junio de 2013

España 10 - Tahití 0 (2ª jornada de la fase de grupos de la Copa Confederaciones)

ESPAÑA (10): Reina; Azpilicueta, Albiol, Sergio Ramos (Navas, m. 46), Monreal; Javi Martínez; Mata (Cesc, m. 69), Cazorla (Iniesta, m. 77); Silva, Torres y Villa.
TAHITÍ (0): Roche; Lemaire (Vero, m. 74), Jonathan Tehau, Vallar, Ludivion, Aitamai; Vahirua, Bourebare (Lorenzo Tehau, m. 68), Caroine, Chong Hue; y Alvin Tehau (Teaonui Tehau, m. 53).
Goles: 1-0. M. 5. Torres. 2-0. M. 31. Silva. 3-0. M. 33. Torres. 4-0. M. 38. Villa. 5-0. M. 48. Villa. 6-0. M. 58. Torres. 7-0. M. 63. Villa. 8-0. M. 66. Mata. 9-0. M. 79. Torres. 10-0. M. 89. Silva.
Árbitro: Djamel Haimoudi (Argelia). Amonestó a Cazorla. Unos 71.200 espectadores en Maracaná.

Pocas conclusiones tácticas se pueden sacar del esperpéntico partido de esta tarde, jugado ante una selección de aficionados cuya pobreza técnica sólo era comparable a su nivel físico. Los tahitianos jugaron un 5-4-1 que sólo demostró que juntar muchísimo las líneas (a base de adelantar la defensa en este caso) no sirve de nada si no se hace la más mínima presión al poseedor del balón. No la hacían, cierto, porque no podían. Al menos España se apiadó de ellos y no apretó arriba nunca de verdad, así que les permitió tocarla un poco.

Del Bosque puso su 4-3-3 de este campeonato, que parece que será su plan general porque ha confeccionado una plantilla con sólo dos mediocentros, de modo que el doble pivote difícilmente será el planteamiento de salida en ningún partido, ni siquiera contra Brasil o Italia. El seleccionador dio minutos a los que no habían jugado, así que Cazorla y Mata fueron los interiores, y Silva (derecha) y Villa los extremos.

Tras el descanso del Bosque perdió la ocasión de probar a Navas de verdadero lateral derecho (un recurso sugerente para situaciones de emergencia); jugó en esa banda pero como carrilero con gran recorrido, en un esquema asimétrico con defensa de tres algo desplazada hacia la izquierda (Azpilicueta, Albiol y Monreal). Navas aprovechó el espacio dejado por Silva, desplazado a la mediapunta, hasta entonces vacía.

El partido, de ritmo bajísimo, fue una sucesión de balones lanzados por los españoles a la espalda de la defensa tahitiana desde detrás de sus dos líneas. Diez acabaron dentro.

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